DEBER CUMPLIDO

Esta mañana me esperaba una pequeña pero cruda escaramuza. La cosa no pintaba bien. Los tambores redoblaban ya antes de dejar mi casa, la ansiedad me desarmaba. ¡Y pensar que tan sólo debía articular una palabra, un adjetivo de cinco letras, femenino singular! Tan sencilla era la empresa y tan abrupta su ejecución. Una hora larga de duda alejó las cumbres e hizo perentorio un arrojo desconocido. Era eso o el desastre.

E inesperadamente, un viento me alumbró. Me puse a escribir, mi mente tomó tierra con una pirueta entre las nubes de papel, agudicé el oído y recluté a mi aliado en el paisaje de un mediodía incipiente. Música cuántica, pensé, que conecta las partículas entre universos gemelos.

Y sentí el segundo que me llamaba, requiriéndome para el acto. Hilvané mi prólogo, le pregunté su nombre, dejé caer el mágico significante. Ella se sonrió, y entonces me fui.

Bravo!!! Ese valiente! Prueba superada.

Gracias, Gladiador. No era más que un ejercicio sin importancia. ¡Pero cuánto me ha costado!

Felicidades. Que lo disfrutes.