Reactivemos el foro

Buenas tardes, amiguetes. He observado que los mensajes en el foro, ya desde hace algún tiempo, brillan más por su ausencia que por su presencia. Os propongo a todos que hagamos un pequeño esfuerzo, aunque sea para recomendar una película o un libro, si es que a alguien no le apetece profundizar más. Lo importante, a mi modo de ver, es aprovechar esta ventanita que tenemos para saludarnos, charlar, reflexionar o desahogarnos durante los días que preceden a las reuniones. ¿No os parece?

Por mi parte, voy a estar dándoos la tabarra continuamente. Vosotros sabréis perdonarme, ya que sois buenos chicos.

Es verdad, a ver si se anima un poco esto, que ultimamente esta un poco parado.

¿Un poco? Esto parece el Death Valley en pleno verano. Yo sigo intentándolo, por si es que alguien decide subirse a este tren más a menudo. Aún no desespero.

Llevas razón, yo la primera, que no entro por falta de tiempo, pero aquí estoy hoy, un saludo a todos!

Hola, Dean. Encantado de leerte. Me alegra saber que mi voz no clama en el desierto. Ya somos más los que hacemos frente al teclado.

sí, tienes razón jejeje yo también soy otra que he bajado la guardia...

Pero ya que he pasado por aquí...pues aprovecho para saludaros a todos!

Saludos

Observo que, de unos días a esta parte, la actividad en el foro se manifiesta por su escasez. No quisiera tener que asumir el rol de animador solitario. Parece que no todos conceden a este medio la importancia que merece, aunque no por ello dejan de conectarse. Puedo llegar a ser presa fácil de la frustración, mis capacidades también tienen un límite. También yo necesito algo de empuje vital. Sé que para muchos es difícil, tanto como un mundo, salir, hablar, e incluso saludar, y no digamos expresar un pensamiento positivo por pura generosidad. Y sin embargo, no dejaré de convencerme de que es ésa la única receta válida para todos. Si no probáis, si no ponéis en ello verdadero ahínco, las oportunidades pasarán.

Pensad en cómo una persona eternamente encerrada en sí misma se proyecta en la mente de su espectador, en estos tiempos difíciles en que la queja debe ser dosificada, si no desterrada, y el ojo y el oído deben ser vueltos hacia el drama de otras víctimas.

Hago esta reflexión, un tanto amarga y que merece largo y tendido coloquio, por el bien de quien esté dispuesto a recoger su testigo.